Los ojitos del vallenato: El maestro Leandro Díaz.
Nació en Hatonuevo (Guajira) el 20 de febrero de 1928. Desde muy pequeño fue llevado a Tocaimo y posteriormente se radicó en San Diego (Cesar). Hijo de María Ignacia Díaz y de Abel Duarte. Nació en la vereda de Alto Pino, zona de Lagunita de la Sierra, pero, fue criado en el corregimiento de Hatonuevo, allí, vivió gran parte de su infancia y juventud. Rápidamente fue llevado de los cafetales y cañedos que tenía su padre en La Guajira, a Tocaimo, y luego a San Diego ( Cesar).
La ceguera con la que nació, y que resultó ser, en muchas ocasiones, más un obstáculo, la posibilidad de imaginarse paisajes enteros y de plasmarlos en las letras de sus vallenatos. En su infancia, les pedía a sus primos y amigos que le leyeran las historias que a él se le imposibilitaban. Su contacto con juglares como Emiliano Zuleta, Lorenzo Morales y Chico Bolaño le determinaron unas influencias que quedaron plasmadas en sus composiciones.
Es la más grande manifestación natural del canto vallenato, ciego de nacimiento, poseedor de una extensa obra que sobrepasa los 100 títulos que han sido difundidos por las más consagradas agrupaciones nacionales e internacionales. SANTANDERDURAN ESCALONA lo define:
“Es la leyenda viva de la música vallenata, la naturaleza le negó la vista pero le entregó los ojos del alma”.
Hace 22 años, “Juancho” Gossain, en una de sus crónicas del Festival Vallenato, escribió sobre Leandro:
“Se llama Leandro Díaz, y es el más sensible de todos los músicos de esta tierra pródiga en poetas y cantores que remontan a las sierras y los ríos y andan y desandan los valles como si fueran los últimos juglares que quedan sobre la tierra”.
De joven se enamoró de Matilde Lina, una mujer morena a quien compuso la canción de igual nombre; a la postre, esta se convertiría en la canción más famosa de Leandro Díaz. Sin embargo, el amor no le fue correspondido y Díaz terminó casándose con Helena Clementina Ramos, quien fuera la madre de sus cinco hijos, entre ellos Ivo Díaz, quien también se convirtiese en cantante. En 1993 Ivo compuso la canción «Dame tu Alma» en honor a su padre; la canción ganó en el Festival de la Leyenda Vallenata, como mejor canción.
Nadie ha cantado mejor a la naturaleza que Leandro Díaz y lo que nadie se imagina, ni siquiera viéndolo a determinada distancia, es que este hombre, alma de la música vallenata, no tiene ojos, nunca los ha tenido. O quizás ocurre algo distinto:
“Yo creo que Dios no me puso ojos en la cara porque se demoró poniéndome ojos en el alma”.
Compuso su primera canción a la edad de 17 años y la llamó «La Loba de Ceniza«. cuando Luis Enrique Martínez llevó al acetato el tema “A mí no me consuela nadié’, pero como no conocía el titulo original lo titulo’”Esperanza perdida”.
El 4 de octubre de 1948 decidió trasladarse a Hatonuevo, donde participó en numerosas fiestas de amigos y donde siempre se le pidió que cantara. Se reunió con el músico local «Chico Bolaño» y estableció una amistad. Bolaño falleció poco después; la muerte de Bolaño inspiró a Díaz para componer la canción «Mañana«.
La obra artística de Leandro Díaz está compuesta de más de 350 canciones entre las que se destaca La Diosa Coronada, canción que fue retomada parcialmente en el epígrafe de la novela El amor en los tiempos del cólera del premio nobel de literatura Gabriel García Márquez, otros titulos de su obra: Soy, La Gordita, Matilde Liná, Los tocaimeros, El verano, El negativo, Quiéreme, La Diosa Coronadá, Carmencita, La parrandita, Cardón Guajiro, Mi memoriá, Fui de tu almá, La contra, Olvídamé, Preciosa mujer.
Muchas fueron las dignidades recibidas en vida por Leandro Díaz, entre ellas su declaratoria de rey Vitalicio del Festival de la Leyenda Vallenata en su edición número 38 al lado entre otros de Rafael Escalona, Calixto Ochoa y Tobías Pumarejo.
Leandro Díaz falleció en la madrugada del 22 de junio de 2013 a los 85 años, tras ser hospitalizado de dolor muscular e infección pulmonar.