Los 9 días de la novena de aguinaldos.
La Navidad es sinónimo de regalos, alegría, fechas especiales, familia y unión, generalmente, las familias se sientan al lado del árbol anhelando la llegada del niño Dios o Papá Noel, y con ello, la felicidad que traen sus regalos, sin embargo, la espera se hace mas notoria 8 días antes del 24 de diciembre cuando en compañía de amigos y seres cercanos nos reunimos a cantar los villancicos, comer algunos postres y lo mas importante rezar la novena o el novenario que resume la historia del nacimiento de Jesús.
Sin embargo, a pesar de ser una tradición tan popular y coloquial hay quienes no saben de donde viene esta costumbre ni su significado que data entre los años 1.700 . El sacerdote ecuatoriano Fray Fernando de Larrea, escribió la Novena de Aguinaldos que fue impresa en su primera edición, por la imprenta de «Santa Fe» con la premisa de que trataba de las «Voces de Dios en la Tierra» como el solía llamarlo.
La primera edición de la Novena de Aguinaldos fue publicada en 1784 con 52 páginas en el lenguaje arcaico y florido de aquel castellano antiguo que solían recitar los creyentes y religiosos como parte de sus oraciones diarias durante la Natividad pasión y convicción de fe.
En el contexto colombiano, según cuenta el sacerdote jesuita Eduardo Cárdenas, en su libro ‘Pueblo y religión (1780-1820)’ las novenas se celebraban con rosarios cantados por las plazas de los pueblos. Incluso, “se incluyeron coplas populares en los villancicos, con alusiones picantes a los vecinos”, que no eran bien vistas por los visitadores eclesiásticos.
Este jolgorio o alusiones picantes de la Navidad llego a extremos en muchas parroquias. La Diócesis de Popayán, por ejemplo, registró que “en lugar de Epístola se cantaba una composición caprichosa, llena de dichos vulgares, libres e inconexos, que causaban mucha risa y algazara entre los fieles”.
El sacerdote Cárdenas también narra en su libro que así como la tradición ganó terreno en las clases populares, ciertas costumbres fueron entrando en desuso. Muchas familias partieron al campo para celebrar de manera privada, en especial el 25 de diciembre o Nochebuena lo que fue reprochado por la iglesia.
A finales del siglo XIX, una religiosa llamada María Ignacia, cambió un poco la tradición de rezar la novena y algunas oraciones escrita por el Fray franciscano, dejadas por éste a la madre Clemencia Gestrudis de Jesús Cayzedo, a pesar de las criticas que recibió esta religiosa por introducir en las novenas textos pesados y repetitivos, que no obedecen a lo ordenado por el Vaticano, conocedores del tema expresan que a ella se le debe la traducción del francés al español de una de las oraciones más recordadas por niños y adultos: la del Niño Jesús.
Las novenas no son una tradición colombiana, como aseguran algunos. Estas se rezan en todo el mundo. La diferencia la hacen los horarios, la entrega de comidas, la diversidad de los cánticos y algunas oraciones que los fieles incluyen. “Lo más importante es que con las novenas la Iglesia invita a reflexionar, propone es que el cristiano reflexione sobre la identidad y el sentido de ser cristiano”, concluye el padre Cajicá.
No obstante, más allá de los cambios en los textos, en la tradición, de tomar una pandereta, de cantar villancicos, de repartir delicias culinarias y pedir salud, dinero y amor el año próximo, las novenas tienen una gran historia que los colombianos se resisten a ver desaparecer.