
La ultima historia del gran Poncho Cotes Queruz.
Nació en Chimichagua (Cesar) el día 19 de Noviembre de 1918 y murió en Valledupar el 1 de Octubre de 1993. Hijo de Lázaro Cotes y Sara Queruz. Sin duda alguna uno de los más grandes juglares del folclor vallenato, otra de leyenda que ha engrandecido nuestro folclor.
Educador y compositor, estudio en la Normal de Barranquilla y prestó sus servicios de educación como maestro de las escuelas de la Paz y Manaure. Mas tarde profesor del Colegio Nacional Loperena y de la escuela de Artes y Oficios de Valledupar, como también supervisor de Educación en el Departamento del Magdalena.
Descubridor del viejo Emiliano Zuleta como músico de acordeón, hizo causa común con Andrés Becerra, Rafael Escalona, El Negro Calde, Jaime Molina, Alfonso Murgas, Los Morón y los Canales en La Paz, con el doctor Leonardo Maya y Juancho Castro Monsalvo en Valledupar y fue amigo entrañable de Chema Aponte con quien compartió su vida en las buenas y en las malas.
Gran parrandero, como ninguno; verseador, el único que le paraba el viaje a Toño Salas en versos de cuatro palabras; cantaba, se sabía todas las canciones de Escalona; componía, alguna vez hemos escuchado los temas Viejas Piquerias, Tierra Manaurera y Tiempos Idos y recitaba de memoria Cien Años de Soledad y otras obras de García Márquez.
Padrino de Poncho y Emilianito Zuleta, los Hermanos Zuleta Díaz, conjuntamente con Rafael Escalona y Andrés Becerra, conformamos un grupo de amigos, amantes del folclor, la música y las buenas costumbres. El fue el intelectual, conocedor como el que más de la gramática y de la ortografía. Dominó en sus profundidades el Castellano y el Latín y con Chema Aponte hizo famosas tertulias en donde se le rendía culto a esos idiomas.
No le interesó lo material, lo ratifica en un verso de su propia inspiración cuando afirma: Nunca ambicioné el dinero, porque no me interesó, pero si he gozado yo, con las cosas que más quiero; una parranda en el Plan, en casa de la Vieja Sara, el acordeón de Toño Salas que nunca podré olvidar, cantando cuatro palabras, nos cogía la madrugada, al lado de una morena y una bella luna llena. Su filosofía de toda la vida fue haber sido un gran amigo.
Poncho Cotes en el ámbito cultural folclórico es el nombre más sonoro y el que identifica al intelectual parrandero de la comarca. A Poncho Cotes no le interesó lo material, de los bellos tiempos idos, solo le interesaron algunos de sus amigos. Su personalidad, su obra como compositor es un legado preciado que dejó a las nuevas generaciones vallenatas. Entre ellas destacamos: Morenita, Viejas Piquerías, Contra Guayabo, Tierra Manaurera y otras inéditas. Manaure fue su idilio, su placer. En ese pueblo vimos tantas mañanas y atardeceres bajo él son de los acordeones del viejo Emiliano y demás músicos de la Sierra Montaña, con ellos nos deleitamos y nos congratulábamos escuchando los cantos de Escalona compuestos para satisfacción de todos sus amigos.
Poncho Cotes, fue y será Historia Patria de la vida Provinciana con Rafael Escalona y los Tres Monitos, con el corazón y el alma llena de placer, celebramos hoy este acontecimiento que va a ser parte de la Historia de nuestra vida vallenata a través de todos los tiempos.